Septiembre 17 de 2025

Hermanos y hermanas.
El 17 de septiembre la familia franciscana celebra un misterio profundo y a la vez luminoso: «Los estigmas de San Francisco de Asís en el monte Alvernia». En ese encuentro íntimo con el Crucificado, Francisco no solo contempló el amor inmenso de Cristo, sino que lo dejó marcar su propia carne, haciéndolo un testigo viviente de la Pasión.
Este acontecimiento no es un simple hecho extraordinario, sino una invitación para cada uno de nosotros. Francisco no buscó los estigmas; lo que buscaba era configurarse totalmente con Jesús pobre, humilde y crucificado. Su deseo ardiente de vivir el Evangelio lo condujo a abrirse al amor de Dios hasta las últimas consecuencias.
Como franciscanos seglares, no estamos llamados a llevar en nuestro cuerpo las llagas visibles de Cristo, pero sí a llevarlas en el corazón:
- Cuando acogemos con paciencia nuestras propias cruces.
- Cuando servimos a los más frágiles con compasión.
- Cuando somos instrumentos de paz en medio de la indiferencia y el conflicto.
Los estigmas nos recuerdan que la verdadera transformación ocurre cuando dejamos que el amor de Cristo penetre nuestras vidas y las haga testimonio vivo del Evangelio.
Pidamos al Señor, por intercesión de San Francisco, la gracia de que nuestras manos trabajen siempre por el bien, nuestros pies caminen al encuentro del hermano y nuestro corazón arda con el amor de Cristo crucificado y resucitado.
“Llevemos en el alma las huellas de Jesús, para que otros puedan reconocerlo en nuestra vida”.
¡Paz y Bien!